BAHÍA THETIS

Su nombre proviene de: «En la mitología griega, Tetis, es una ninfa del mar, una de las cincuenta nereidas, hijas del «anciano dios de los mares» Nereo, y de la oceánide Doris. Fue la madre de Aquiles. Las Nereidas (en griego antiguo de νέειν néein, ‘nadar’) son las cincuenta hijas de Nereo y de Doris y hermanas del apuesto Nerites (deidad marina menor).

Se las considera ninfas del Mar Mediterráneo, y como tales viven en las profundidades del Mediterráneo; no obstante, emergen a la superficie para ayudar a marinos. Simbolizan todo aquello que hay de hermoso y amable en el mar. Cantan con voz melodiosa y bailan alrededor de su padre. Se las representa como muchachas muy hermosas, vestidas con túnicas de seda blanca con bordeados dorados, coronadas por ramas de coral rojo y van descalzas, portando el tridente de Poseidón, de cuyo séquito forman parte.

Se aparecen a los hombres montadas en delfines, hipocampo y otros monstruos marinos. Los griegos las adoraban en altares situados en playas y acantilados, donde se les ofrendaba leche, aceite y miel».

Las más célebres son Tetis (ninfa del mar, casada con Peleo y madre de Aquiles), Galatea (amante de Acis y que enamoró al cíclope Polifemo) y Anfítrite (diosa del mar y esposa del poderoso Poseidón).

REFERENCIAS HISTORICAS

Por los datos que se obtienen buscando en relatos a veces un poco confusos , los primeros en recalar en esta bahía fueron los barcos de la expedición holandesa de L’Hermite en enero de l624 .Según escribiera el contraalmirante Verschoor , cuando intento alcanzar el estrecho Le Maire , la fuerte correntada lo obligo a desandar camino y fondeó con dos buques en una bahía próxima al cabo San Vicente , en Mauritius Land (actual Península Mitre) , que denomino en honor a Mauricio de la Casa de Nassau. Desde aquel entonces fueron muchos los que recalaron en dicho lugar, llevándola a la fama como si se tratara de una llave de acceso clave para ingresar a los temidos mares del sur sin mayores problemas.

El resto de la historia del lugar  se puede encontrar salpicada por distintos libros y siempre menciones muy breves. Como ser que el monseñor José Fagnano, recorrió la isla Grande de Tierra del Fuego hasta esta bahía, adonde realizaría una misa el día 13 de enero de 1887, bautizando a gran cantidad de aborígenes. Fue con la expedición de Ramón Lista.

Entre los pocos datos se sabe que el gobernador de Ushuaia, Mario Cornero, allá por el año l892 decidió el traslado de la subprefectura de Buen Suceso a Bahía Thetis, dejando una guarnición en la primer bahía. En el nuevo asentamiento  sirvió de apoyo a barcos de la flota y náufragos que, enterados de su existencia, se dirigían  a ella, sea caminando o en botes, luego de abandonar la  nave, como ocurriera con la tripulación del Duchess of Albanny naufragado en l893 cerca del rio Policarpo. En l897 se levanto la subprefectura de Thetis y la guarnición de Buen Suceso por orden del Tte. Cnel. Don Pedro Godoy, trasladándolas nuevamente a Ushuaia dado el incremento de movimiento de embarcaciones en el puerto de Ushuaia y dado que la policía marítima era ejercida por la Policía del Territorio.

Además de esta ocupación que quedo asentada en los archivos, hoy desaparecidos, de las fuerzas armadas, el lugar recibió la visita de muchos  cazadores de lobos marinos .La zona les brindaba gran número de animales, sea en las loberías cercanas como la del cabo San Diego, cabo San Vicente y bahía Thetis, o las esparcidas por Península Mitre e Isla de los Estados. El puerto natural es excelente para operar en carga y descarga con embarcaciones no muy grandes, hay abundante agua potable, leña de los bosques que la rodean, y guanacos para agregar carne fresca a la dieta.

Sin profundizar mucho en el tema es interesante leer   las  últimas declaraciones de animales faenados en Tierra del Fuego tenemos: 1942 con 24113 animales; 1943 con 18508; en el 44 declararon 18634; en el 46, 18811 y en el 47 declararon 5182 .En 1952 la factoría de Bahía Thetis fue abandonada. La  forma en que fue dejada muestra a las claras que el precio internacional del cuero de lobo marino, además de los derivados, no hacía redituable la explotación. Todo quedo abandonado, como si las bodegas del barco que  paso por el lugar no tuviesen lugar para transportar los casi 4.000 cueros salados que quedaron apilados en un galpón, ahora semi destruido.

NUESTROS VIAJES A BAHIA THETIS

La primera expedición a Bahía Thetis la realizamos en 1989, con el Buque ARA «Teniente Olivieri». Luego al año siguiente con el mismo buque y se sucedieron 5 más. Dos con el «Ice Lady Patagonia I», (2004 y 2007), otra con el helicóptero Sea King de la armada (1997) y las últimas en 2010 y 2014. En todas primó la idea de buscar restos de naufragios en Cabo San Diego y Cabo San Vicente En la primer foto vemos muy bien como es Bahía Thetis, en realidad ese nombre es la parte de afuera. Las caletas interiores son para buques de muy poco calado, o botes menores. Inclusive ingresar las dos más internas con un bote de goma se toca. Es decir el lugar es bueno como protección de vientos del sur para esperar marea y vientos favorables para doblar el Cabo San Diego (Naufragio del Crown of Italy) y encarar el difícil estrecho de Le Maire.

Volviendo a Bahía Thetis, el Gobierno Argentino se da cuenta de su importancia para las embarcaciones como lugar de recalada e instala una Sub Prefectura que funcionó hasta 1897. Esta había sido trasladada de Bahía Buen Suceso.

Es así que cuando llegamos por primera vez para comenzar la cabalgata con Santa Ana y Ramón, nos encontramos con una instalación abandonada de una factoría de lobos marinos. Encontramos rápidamente que se trataba de una empresa que funcionó hasta 1952 (desde 1946, aunque fue antes). Fue abandonada por la caída del precio de la piel de lobo marino que compraba en cantidad China. En realidad fue más un problema familiar de la excelente Familia Seefeld, dueños de la factoría.

Sucede que estos alemanes que tenían también la explotación de Bahía Aguirre (Puerto Español), con locomóvil, un decauville y un asentamiento para 500 familias como proyecto. Fue la idea de Perón de cambiar la estrategia de mantener una cárcel (la de Ushuaia) o intentar que verdaderos pioneros, con su fuerza de trabajo se instalaran y realizaran una actividad productiva. Así llegaron los alemanes Seefeld, padre e hijos, sus socios y otros pobladores.

Una gran idea con algunas fallas que fue entre ellas la parte logística dado que, al estar tan aislados, los buques de la Armada la debían realizar y no siempre fue en forma satisfactoria.

Fanny Seefeld, madre de mi compañera de escuela Cristina (la bebé se crió en Bahía Aguirre) vivió en estos parajes. La primera europea (española), le decía el Gobernador Félix Anadón.

Como vemos en las fotos dejaron abandonados unos 4 mil cueros de lobo marino de un pelo. Sucede que nunca más llegó el buque de la Armada. Ellos cruzaban por tierra en forma directa a Bahía Aguirre. Ruta que me enseñó Santana y sus arrieros.

Por mar lo hacían con el cúter Garibaldi y el Stella Maris.

Nosotros, además de vivir esta gran experiencia y revivir la vida de los padres de mi compañera de escuela (Seefeld vive en Hamburgo y estuvo en 2016 con sus 94 años). Escuchar y escribir sus aventuras sería todo un libro. Seguiré luego con los buques encontrados pero debo decir que Mr. Seefeld hasta se trajo un Ford T para recorrer el lugar.

Vemos un muelle para alta marea con su letrina en la punta, había otro para aguas bajas casi en la desembocadura. ¡Vean las tablas todas hechas desde un tronco con hachas!

Entre los motivos del cierre estaba la baja del precio de la piel de lobo marino, el del establecimiento de Bahía Aguirre, la dificultad de dar de comer a los zorros, nutrias y ratas almizcleras en forma balanceada, en especial la falta de verduras según Fanny.

Uno de los puntos interesantes es que existió más de un motivo para el cierre. En 1952 nace Cristina y muy seguido estaba por nacer el hermanito (Alejandro un año después y luego Martín)  y Fanny Seefeld (falleció en marzo del 2016) no tenía ninguna intención de quedarse. Es más se fue a Bs As. Según ella, con sus 83 (2014) años a cuestas, me contaba que criar dos chicos allí le parecía una locura. El único medio de comunicación era un barquito. Mucho trabajo, venían de la Segunda Guerra Mundial, y una gran visión estratégica de una Argentina pujante formando Provincias.

DESCRIPCION DEL LUGAR. AÑO 1989

Ver esos galpones, donde los cimientos sobre la turba cedieron, y fueron derrumbándose con un movimiento en espiral  sobre sí mismos, como si se tratase de castillos de naipes derrumbándose en camara lenta; dentro, las calderas que servían para derretir la grasa de los animales sostienen, en parte, el techo de chapas     como  si trataran de resistirse al inevitable fin. Centenares de cráneos, colmillos y huesos varios de lobos marinos, están esparcidos entre la playa  y rodeando las construcciones del establecimiento. Por lo visto, luego de la faena, los restos eran tirados al agua para que el mar se encargue de ellos pero evidentemente devolvía muchos de los cuerpos.

Desde el gran galpón y en direccion al este se divisan unas series de construcciones, una fue el deposito  de cueros donde, bien apilados y en varias hileras, esperan desde el 52 que alguien los venga a buscar. Algunos cueros de zorro cuelgan del techo junto a uno de guanaco, dándonos una idea de la forma en que  los peones conseguían una entrada extra.

A unos 120 mts., siempre hacia el este, dos casas y un pequeño galponcito  completan las instalaciones del sector. Una sartén, oxidada y con el fondo roto, cuelga de un clavo de una de las paredes exteriores. Estas son de tablas y se puede apreciar que fueron realizadas con hacha, usando los arboles de la zona. Probablemente este galpón haya sido el refugio de los trabajadores hasta que terminaron las otras dos casas. De mayor tamaño (aprox.8×4 mts.) fueron los dormitorios y cocina de la gente del lugar. Una cocina económica junto a un rincón, rodeada con cajas de clavos, latas de aceite industrial y repuestos varios nos muestran un poco de los elementos que utilizaban en la vida diaria.  Varios catres, oxidados y sucios, nos marcan el sitio que usaban para dormir. Desde las puertas que miran hacia el mar, se puede observar el muelle de marea alta, con la letrina casi en la punta, y la boca del protegido saco interior. Dada la diferencia de amplitud en las mareas, el lugar cuenta con dos muelles, hoy inservibles. El de marea alta esta exactamente en la otra punta del saco casi a la entrada del mismo; pero de este muelle poco es lo que queda.

Caminar por la playa significa encontrar cantidad de colmillos de lobos  entremezclados con la arena y restos de naufragios, como ser zunchos, partes de antiguos mástiles o vergas, botellas etc. Es que tanto en cabo San Vicente (a unas dos millas del lugar) como en cabo San Diego , un poco más lejos  se ven anclas , cadenas , bauprés , molinetes , porta espías , mástiles y trozos de vergas , entre otras partes de naves que, durante el siglo pasado,  vaya a saberse por que causa se fueron contra las restingas que despiden los cabos.

El saco interior está virtualmente dividido en dos partes, por una restinga compuesta de piedras y arena;  tiene unos 500 mts de largo  que  aflora en bajamar formando una lengua de tierra entre la playa y casi el centro del espejo de agua. Este punto es el que, por lo general, se usa para desembarcar; a unos l00 mts por la playa existe un refugio que fue utilizado por distintas expediciones organizadas  por la gente del Museo Territorial  como lo atestiguan cantidad de inscripciones en las paredes.

Entre la maleza encontramos un bote  casi totalmente destruido y a unos pocos metros hacia el oeste, una ballenera varada sobre la playa se va desarmando con el transcurso del tiempo. La zona está rodeada de bosques y un gran arroyo desemboca al oeste donde se pueden ver tres calderas semienterradas en la arena. Entre las cosas que encontramos nos llamo la atención un motor de Ford T y distintas partes como el tren trasero, ruedas, chasis etc. Al ver esto nos preguntamos qué sentido tendría un auto como ese en dicho lugar; la única carretera utilizable podría ser la playa  pero no tiene más de 2 km. de largo; otro insólito ingrediente se sumaba  a lo que nos daba la sensación  de un viaje al pasado.

La visita a los barcos hundidos no nos reporto grandes descubrimientos salvo unos trozos de cerámicas y ladrillos con inscripciones que llevamos para investigar. Las condiciones meteorológicas no nos permitieron bucear así es que el plantel de buzos (Emilio, Dipi y Gato) se dedicaron a hacer un relevamiento de los pozos donde, aparentemente por lo que se podía ver, se encuentran los respectivos cascos.

NAVEGACION

Entre las pocas observaciones que pudimos hacer  notamos que la corriente era de alrededor de dos nudos; como el viento era del NE, en direccion casi contraria a la  corriente, notamos que las pequeñas olas arbolaban bastante, aunque no como en cabo San Diego o en San Bartolome. En definitiva podemos decir que el fondeo en bahía Thetis (fuera del saco) fue bastante movido y los desplazamientos con los botes de goma eran por demás húmedos sin salvarse ni aquellos que portaban los especiales trajes de agua secos.

Cuando nos dedicamos a revisar los restos de los naufragios (dos en cabo San Vicente) notamos que la corriente era más fuerte cerca de la punta del cabo y con más oleaje. Los días se presentaron todos muy ventosos, pasando del NE al NW y las intensidades variaron de los l5 a los 30 nudos.

El lugar se reconoce fácilmente, siendo toda la costa bien visible  ya que se trata de costa alta con acantilados además de cerros. La punta del cabo es bien característica y se divisa fácilmente el siguiente cabo (San Diego) dejando, entre ambos la gran bahía. Es cierto que el saco interior no es fácil de ver en el primer golpe de vista y es necesario ir acercándose paulatinamente    aunque la zona no reviste mayores problemas.

Pudimos apreciar que aunque se indica la zona como buen fondeadero con fondo de arena y barro  hay zonas con cachiyuyos y otras con fondo de piedras.  Con la suma de viento, corriente, y marejada, veíamos desde el saco interior, como garreaba el aviso de la armada.

Existen balizas que son utilizadas por los buques grandes para recalar, pero creo que sería tonto explicar algo que está perfectamente bien en el derrotero.

Cabo San Diego nos llamo la atención por la marcada diferencia en su aspecto geográfico con respecto a San Vicente. En primer lugar es bajo y no posee la vegetación de su vecino, siendo  bastante visible que está formado de arena. Según los buzos del equipo despide una restinga  de alrededor de 200 mts y en sus proximidades hay mucha profundidad. Aunque la corriente sabe ser fuerte no se encuentran los escarceos que a simple vista se pueden ver a media milla de distancia. Por los comentarios de los veleristas franceses que tanto navegan la zona , este paso , por llamarlo de alguna manera , es una excelente puerta de entrada al estrecho , cuando con vientos suaves, se desea evitar el rodeo que representa pasar por fuera de la zona de grandes escarceos.

Bahía Thetis es tal vez un lugar donde    la realidad se mezcla con las fantasías propias de cada uno que la visita, conformando una imagen particular   donde a veces no se sabe donde empieza una y termina la otra. Cada tanto, desde los cerros, un guanaco vigía observa los extraños movimientos que ocurren dentro del saco, haciéndonos recordar que en otros tiempos harían lo mismo los indios que poblaron la zona  cuando los grandes veleros se  acercaban. Hoy por hoy, los únicos habitantes estables de la zona son los guanacos y el ganado bagual; tímidamente van reapareciendo los lobos marinos. Durante la pleamar   nadan recorriendo el saco interior, mirando hacia la costa los edificios semi derrumbados y las blancas calaveras de sus parientes faenados, como si fueran turistas recorriendo un campo de exterminio deseando que esa época de terror haya terminado para siempre.