BAHIA

SLOGGETT

Sobre el Canal Beagle bastante cerca de Harberton, encontramos una bahía con una gran fama. Desde la época de Bove (1883) allí se encontró un barro negro ( o como le decían arena negra) de hierro asociado al oro. Lo hizo en forma casual uno de los hijos del reverendo Thomas Bridges al naufragar con Giacomo Bove.

El gobernador Cornero pidió la explotación del lugar así como lo hizo el rumano Julio Popper. Lo cierto que oro se encontró y todavía actualmente encontramos buscadores de oro como lo muestran las fotografías. Pero los que más ganaron con esto fueron los que embaucaban accionistas en la bolsa de Buenos Aires.

De esa época (1904) quedan los restos de una gran draga que no dio resultados. O realñmente muy pocoi. El mito dice que llegó a producir 1 kg por día. Cosa que nadie puede aseverar. El oro que se encuentra es el aluvional y en las playa, a veces, al bajar la marea  algunas pepitas lavando el barro negro del fondeo.

En si el río se usa para lavar las arenas y tierra de sus márgenes que contienen oro pero en forma de chispitas y se lava al viejo estilo con chayas (pailas).

Pero como en todas estas historias donde el oro emergía como elemento de codicia, hubo reclamos, juicios, muertes, (hasta la última en el 2003) y algunos aseguran que Julio Popper fue asesinado por ese motivo.

El lugar tiene un acceso por tierra que es un poco dificultoso por la turba y los corrillos. Por mar tiene sus momentos buenos y otros que lo tornan al lugar en muy peligroso. Por lo general la rompiente es grande y solemos dar vuelta el bote de goma o inundarnos es así que siempre desembarcamos con trajes secos (anti exposición) para mantenernos no tan húmedos y muertos de frío. De cualquier forma esto no es posible siempre dado que la marejada y viento del Sud Oeste, entiéndase desde el Cabo de Hornos golpea con fuerza.

Las tormentas son difíciles de sortear y hay que irse lo antes posible. Es lo que le pasó a Giacomo Bove que naufragó en el lugar dado que el ancla no sostenía al barco. Llegaron contra la costa.

Hay una reseña de registros de minas del 1800 que transcribimos. Es un poco largo pero vemos como dos Empresas importantes funcionaron escasos meses (las que emitieron acciones) y nombres como el Gobernador de Tierra del Fuego Cornero y uno de los pioneros Romero que tuvo una importante extensión de tierra sobre el Canal Beagle  desde Ushuaia a Bahía Lapataia. Pero ninguna de ellas rindió economicamente.

Se sabe que los buscadores de oro de Lennox superaron los 700 buscando simultáneamente. De allí que se fundó Puerto Toro en isla Navarino para suministrar alimentos a los buscadores y como puerto más cercano. Antes lo era Harberton de los Bridges. Cosa que a Chile no le gustaba mucho.

Para los que quieran profundizar con fechas y nombres:

Registro de minas de Tierra del Fuego.

De un trabajo realizado por Augusto Terbeck y publicado en la revista Karukinka Nº21-22, tenemos un excelente resumen de varias empresas y las minas que registraron en Tierra del Fuego. Es interesante porque nos da una idea clara y real de lo que estaba sucediendo y las expectativas que guardaban. Por otra parte consideremos todas aquellas que no se registraron por ser empresas pequeñas y hasta unipersonales. No tomamos en el presente trabajo los registros referidos a otras explotaciones como carbón, turberas, etcétera, salvo las asociadas a aluviones auríferos.

“… Una compañía extranjera, The Argentine Tierra del Fuego Exploration Co. Ltd, con gran esfuerzo y expectativa había encarado instalaciones mecanizadas. Así hemos podido ver que como nota de importancia no común, en el Padrón de Minas de 1907 (17) se comenta: “Dicha compañía ha instalado una draga y varias máquinas de menor importancia, para el lavado de arenas auríferas…Funcionaron tres meses, desde noviembre a enero, con resultados inseguros”.

Esa sociedad anónima publicó  en Buenos Aires en 1905 sus estatutos y un folleto que contiene un mapa demostrativo de las concesiones que había obtenido para su explotación y de las abandonadas después de los estudios realizados en el terreno, las que abarcaban toda la costa de Río Grande a cabo Argentino, y además las costas de las islas Picton y Nueva. Su directorio estaba presidido por el ingeniero E. Álvarez de Toledo, y los aludidos estudios fueron realizados por el perito ingeniero Eric Vaugham Burnett. Descubrieron una veta a orillas de un afluente del río Grande. Sus concesiones cubrían 56.030 hectáreas, equivalentes a 9.339 pertenencias mineras argentinas, según apunta el folleto, concedidas por la entonces División de Minas, Geología e Hidrología de la Nación. El capital de la compañía, según lo consigna dicha publicación, era de 1.000.000 oro sellado.

Otra sociedad anónima, The Welsh Patagonian Gold Fiels Syndicate Limited, había publicado sus estatutos en Buenos Aires en 1894.

En los primeros padrones mineros nacional publicados en cumplimiento de lo preceptuado por el Código de Minería, (18) se consignaron los pedimentos situados en el territorio nacional de la Tierra del Fuego, es decir, las minas solicitadas, manifestaciones de descubrimiento y permisos de cateo registrados. Encontramos allí que en el correspondiente al año 1892 figuran anotados dieciséis aluviones auríferos a nombre de Roberto Unwin en el distrito denominado Costa del Atlántico. En el año siguiente se registra solamente un aluvión, a nombre de Luis Neumayer, en el cabo San Pablo. En 1894 se consignan ocho aluviones, situados entre los cabos Medio e Inés, entre los cabos Espíritu Santo y Nombre, al norte de San Pablo, en el cabo Medio y entre el cabo Medio y Calateca. Los titulares de todos estos pedimentos mineros y de los que siguen son varios.

En el mismo año, en el distrito de la bahía Slogett, aparece registrada una mina de lignito a nombre de Luis Botazzi, a la que llama Elena, y otras ocho minas a nombre de distintos solicitantes,  entre quienes, además de otros apellidos pertenecientes a conocidas y distinguidas personalidades, figura el del doctor Tomás A. Le Bretón, quien  se ha destacado en los anales políticos y diplomáticos de nuestro país, como que fue legislador, ministro, embajador, y no podía faltar Jorge Newbery, pionero en tantos aspectos.

Pero ya en 1890 Mario Cornero había solicitado permiso de exploración o cateo, en busca de carbón, situado al este del Cabo San Pío.

En 1896 se anotan otros seis aluviones, de los cuales, cuatro ubicados en el cabo San Pío, y dos en la bahía Sloggett. En 1897 se registran diecinueve aluviones más, situados en la bahía Sloggett, dos; Cabo Sunday, cinco; cabo San Sebastían, ocho; y en Punta, dos. Entre ellos  figura uno, situado en el cabo Sunday, a nombre de Eduardo O’Connor, distinguido marino que siendo teniente había explorado el río Negro hasta su paciente en el lago Nahuel Huapi, y en 1891, junto con su camarada Vicente E.Montes, destinados a la Tierra del Fuego para realizar labores hidrográficas, exploraron el lago Cami, al que dieron el nombre del misionero salesiano Fagnano. (19) Ese mismo año, José P. Álvarez solicitó un cateo para explorar en busca de carbón en la bahía Sloggett.

En 1897, a nombre de pedro Gartland figura solicitada una mina de carbón en el distrito de la bahía Sloggett, a la que se denomina precisamente con igual nombre Sloggett, además de otras veinte minas de lignito, que es realmente el grado ó rango de este combustible mineral allí yacente, solicitadas por otros tantos interesados, entre los cuales vuelve a figurar el señor Pedro Gartland con una mina a la que llama Elisa, y otra denominada Allen Gardiner, en evocación de aquel ex marino inglés antes aludido y primer misionero anglicano.

En 1898 se anotan tres aluviones en la bahía Sloggett, y cinco en el canal de Beagle. Encontramos que igualmente en 1898 Carlos Small y Cía. han solicitado un permiso de cateo para explorar en busca de carbón en la bahía Aguirre.

Es curioso señalar que en 1899 se había solicitado una mina de petróleo, situada también en la bahía Sloggett, por los señores J. Tobar, T. Estrada y B. Estrada. No se tienen noticias sobre los trabajos que se pudieron haber realizado en procura del alumbramiento de ese hidrocarburo líquido por aquella época: pasarían muchos años antes de Y.P.F. lograra extraer petróleo del subsuelo fueguino, aunque no precisamente en la bahía Sloggett, sino mucho más al nordeste, en la región de San Sebastián.

Nos encontramos también con una solicitud de una mina de cobre registrada en 1893, situada en el distrito minero de la bahía Lapataia, a nombre de José Romero, quien aparece, como titular de otros pedimentos mineros.

Podríamos anotar que ese mineral se cotizaba a esa fecha a 48 libras, 3 chelines y 11 peniques, en el Mercado de Londres, (20) acotación de carácter económico que podría situar, en ese terreno, al interesado en esa explotación, como así también hoy al estudioso de tales temas.

Otras dieciséis minas solicitadas en 1892 aparecen también como concedidas. Un cateo para explorar turberas se registra en 1900 en la bahía Thetis, concedido a Arthur D. Campbell.

Así llegamos al siglo XX. En sus comienzos se conceden varias de las minas y aluviones auríferos antes solicitados, y desde luego, algunos nuevos pedimentos en los distritos mineros. El Páramo y Río Cullen, San Sebastián, San Pablo, y bahía Lapataia.

Además de los pedimentos enumerados, figuran otros referentes a diversos minerales. Algunos denuncian el descubrimiento de arnas metalíferas, involucrando así las auríferas.

Los datos del presente trabajo fueron tomados de :”Anales del Ministerio de Agricultura de la Nación”, Sección de Geología, Mineralogía y Minería, tomo Y, Nº3, “Padrón minero de los territorios nacionales (1890-1905)”.