CABO SAN VICENTE

BAHÍA THETIS

En este relevamiento de naufragios en Península Mitre realizado 1989, fue en realidad el segundo en la historia. El primero fue de Cornejo, Cuello y Franchome en 1987 impulsado por Oscar Pablo Zanola Director de en ese Momento Museo Provincial de Tierra del Fuego hoy conocido como Museo del Fin del Mundo.
No las mentiras que se cuentan en el 2014 aparecidas en La Nación.

En este caso estamos ante dos naufragios. El Glenmore y el Colorado (éste dentro la bahía. No solo encontramos los restos del naufragio sino que parte de la carga). En la presentación podemos ver las fotos con las que nos guiábamos (aéreas de la Armada Argentina. SHN) y los croquis a mano alzada con las referencias realizados por mi (Carlos Pedro Vairo). Está casi superfluo decir que las condiciones no eran las óptimas, a caballo, lluvia etc.

“Maritime Information Centre, Greenwich, Gran Bretaña”: Nos brindó la siguiente información de los buques “Colorado” y “Dunskeig”, la cual no creí conveniente intercalar con el escrito del periodista. Roberto J. Payró.

El “Colorado” naufragó en julio 5 de 1887 a las 20 hs.; cuando embistió la restinga de Cabo San Vicente en Bahía Thetis. Navegaba de Hull a Valparaiso con carga de carbón. Se trataba de un casco compuesto (madera y hierro) aparejado barca con bandera inglesa. Fue construida en Dumbarton, en 1865, por A. McMillan and Sons y comprada por Donaldson Bros. Tenía un porte de 526 toneladas netas y sus medidas en pies eran de 152.8 x 28.1 x 17.5.
Se sabe, gracias al rescate realizado por el “Mercurio”, que el buque fue abandonado al día siguiente cuando sus bodegas quedaron inundadas de agua. Los oficiales y la tripulación, en total 15 hombres, cruzaron el estrecho de “Le Maire” en 2 botes tratando de alcanzar el faro de San Juan. Pero tocaron tierra en bahía Franklin (extremo sudoeste de la isla de los Estados) el 29 de julio. El capitán y 8 hombres comenzaron a cruzar la isla por tierra para tratar de alcanzar el faro en la punta San Juan. Caminaron por siete días sin llegar a él y el cocinero muere en dicha caminata. El 16 de agosto arribaron a Cabo San Antonio donde se quedaron con los sobre vivientes del “Dunskeig” hasta el rescate el día 19. Se mantuvieron con vida gracias a la cocoa que habían llevado.
Uno de los botes de la “Colorado” desapareció; estaba al mando del primer oficial J.A. Spark y lo tripulaban: Frank Runguist, Jan Werkamy, Peter Petersen, Peter Jansen, and T. Thompson; murió un hombre de color que el camarero.
Del “Dunskeig” en viaje de Londres a San Francisco no abundan en detalles. Se hundió el 23 de junio y se salvaron 17 personas. También el “mercurio” de bandera chilena, rescató a los sobrevivientes del “Dunskeig”..
Información brindada por el Maritime Information centre del National Maritime Museum de Greenwich, London. (SE10 9NF, UK) y del A.G.N. Min. Int. Exp. 6588 y 7000.

El “GLENMORE”
Del “Glenmore” nos aclararon (Maritime Information Centre del National Maritime Museum de Greenwich) que su capitán era Lawrence y se trataba también de un casco de acero aparejado barca. Con 725 ton. Netas sus medidas en pies eran de 190.0 x 31.4 x 18.6 y fue construido en Dumbarton por A. McMillan y Co. en 1876. Sus dueños eran W.Porter and Sons y estaba registrado en Liverpool. (Del Lloyd´s Register of Shipping 1887-88).
Se dirigía de Montevideo a Talcahuano, en lastre, cuando las corrientes hicieron que chocara las rocas del Cabo San Vicente la noche del 7 de abril de 1888. Parte de la tripulación remó hasta “St. John´s” en isla de los Estados. El resto, aparentemente unos 10 tripulantes, salieron remando a mar abierto al ver que pasaba un buque. Nunca más fueron vistos.

Veamos que nos cuenta el gran periodista Roberto Payró sobre este naufragio cuyos datos obtuvo durante su estada en San Juan de Salvamento en 1899.
” … VII. El 11 de abril de 1888, á eso de mediodía, avisaron del faro á la subprefectura, que un en bote con dieciséis hombres se dirigía al puerto.
Al acercarse al faro quisieron atracar, lo que les fue imposible, por lo erizado de la costa, en que la rompiente es enorme en todo tiempo y haría pedazos cualquier embarcación. Los infelices tripulantes del bote pedían agua á gritos.
Como el desembarco es impracticable allí, se les hizo seña de que entraran al puerto, lo que hicieron, apelando á un último resto de fuerzas. En efecto, cuando llegaron junto al muelle, fué preciso desembarcar en brazos á muchos que ya no podían moverse, tan extenuados estaban.
Eran náufragos, tripulantes de la barca inglesa Glenmore, que tres días antes se había perdido en Tierra del Fuego, cerca del cabo San Vicente, á tres millas y media, más o menos. Iban en el bote el capitán, los dos pilotos, y los tres marineros de la barca. Como único recurso quedábales cinco latas de dos kilos de carne conservada, y ni una sola gota de agua. En cada uno de los días anteriores habían comido entre todos, una sola de esas latas, tratando de que les duraran lo más posible.
Llegaban tan extenuados y habían padecido tanto con la humedad y el frío, que no podían hablar, ni menos caminar. Para colmo de desdicha, el bote se había abierto un rumbo, que compusieron como mejor les fue posible, pero el agua entraba, y como no tenían baldes, veíanse obligados á achicarla con los sombreros y las botas.
La Glenmore había ido con rieles de acero, de Maryport á Montevideo, de donde salió en lastre para Talcahuano, el 24 de marzo.
Cerca de Tierra del Fuego cambió repentinamente el viento, que la arrojó sobre la costa; el mar, muy agitado, la hizo pedazos en seguida”.