1818: LOS CAZADORES ARGENTINOS DE

LOBOS MARINOS EN LA ANTARTIDA

PALMER 1819 Y 1820: BUQUES ARGENTINOS A LAS ISLAS SHETLAND DEL SUR
(LIBRO SOBERANIA ARG. EN LA ANTARTIDA DE BERNARDO RODRIGUEZ – 1974)

Esto, por otra parte está perfectamente documentado en la narración escrita por la sobrina de Palmer, Mrs. Richard Fanning Loper, quien al enviudar paso a vivir con su tío. Fallecido éste, guardó celosamente toda la documentación, la que utilizó en 1907 para redactar una monografía que apareció en las columnas del periódico New London Dayle Globe del 28 de enero, editado en Stonington. El relato le quita toda la prioridad que quisieran invocar a Palmer o los EE.UU. como potencia. Es muy interesante recalcarlo porque, a pesar de todas las declaraciones de desinterés en lo que a soberanía respecta hechas por esta Nación, el Acta de Posesión retirada por el “1º de Mayo” en su viaje de 1943 en Base del Este, Fiord Nenny, dice textualmente, “que en esta base establecida en una pequeña isla rocosa conectada con el continente por un glaciar permanente… que se ha recomendado se bautice Stonington Island, recordando el puerto de origen en Connecticut del Sloop “Hero”, Cap. Nathaniel Palmer, primero en ver el Continente Antártico… reclaman este territorio en el nombre de los Estados Unidos de América el 24 de febrero de 1941 y depositan esta constancia en la fecha citada, en un cilindro metálico al pie de un mástil en una prominencia rocosa al sudoeste de las construcciones del campo de Base del Este a 68o 11’ 38” 3 de latitud sur y 67o 02’ 07” 5 de longitud W de Greenwich.

Por otra parte fuera del cilindro a que se hace referencia en el Acta, había unos muñequitos y una nota que decía, “Por favor, llévese los recuerdos y deje el Acta, que de todas maneras hay una copia en el Congreso de los Estados Unidos”.

En esa oportunidad se la retiró y se dejó allí otra nota que dice:

“Con el propósito de reafirmar los derechos en las tierras de Antártida comprendidas entre los meridianos 25o y 68o 34 W y al sur del paralelo  60o S que por múltiples razones corresponden a la República Argentina, ha llegado a este fondeadero de “Ría Neny-Bahia Margarita” el buque de la Marina de Guerra Argentina “1º de Mayo”.

“El día cinco del mes de marzo del año mil novecientos cuarenta y tres, procedo a afirmar en esta playa del fondeadero la Bandera Argentina colocando al pie de este mástil un tubo de bronce que contiene esta acta original cuyo duplicado elevo a las autoridades de mi gobierno y una placa de bronce que dice “1º de Mayo” – “MARINA DE GUERRA” – “REPUBLICA ARGENTINA” – “MARZO DE 1943”.

“En fe de que así se ha procedido firmo la presente con el testimonio de mi Plana Mayor, un suboficial, un cabo, un marinero y los delegados civiles agregados a la expedición. Fdo. Silvano Harriague Capitán de Fragata Comandante y siguen las demás firmas”.

El comandante que firmaba el acta norteamericana Richard Black, se refiere al viaje realizado en 1820-21 por Palmer. En la obra “The Silent Continent” de William H. Kearn (Junior) y Beverly Britton, se relata como en un puerto malvinero cierto día de 1819, el Capitán Nathaniel Palmer (a quien los EE.UU. atribuyen el descubrimiento de la Antártida) ayudo a conseguir provisiones al Capitán del “Espíritu Santo” de Buenos Aires; intuyendo que algo importante se quería ocultar, Palmer, desde el punto más alto de la isla con largavistas y carta marina, lo observó al zarpar, comprobando que su rumbo se dirigía hacia un sector donde él tenía idea de descubrir nuevas tierras. En cuanto su barco estuvo listo, zarpó siguiendo al “Espíritu Santo” y cuatro días después lo encontró fondeado en las islas Shetlands. Así resulta que un barco rioplatense -dice-es el descubridor de esas islas y el continente, lo que está debidamente indicado en el diario original del “Hero” del 31 de julio de 1820 al 7 de marzo de 1821 existente en la colección de libros raros del Congreso en Washington.

El episodio de 1819 en Malvinas al que se refiere el comentario anterior es el ocurrido cuando Palmer era segundo comandante del “Hersilia”, Cap. Sheffield, detalladamente relatado en varias publicaciones nuestras (Fitte, “Prioridad Argentina en la Antártida”, “Escalada a la Antártida” y otras y Profesoras Sarrailh, Ambrosoni y Donaldson, “Nuevos aportes a la historia del conocimiento de la Antártida durante el siglo XIX”, etc., etc.)

En cuanto a la publicación oficial de la Dirección Nacional del Antártico, titulada “Antártida Argentina”, haciendo una síntesis de lo ocurrido con Smith, Sheffield y Palmer, concluye diciendo (pág. 25): “La información precedente es de suma importancia; revelan que no fueron ni Smith, ni Sheffield, ni Palmer, los descubridores de las Shetlands del Sur, por cuanto foqueros (y cazadores de ballenas, agregaríamos nosotros) argentinos habían visitado con anterioridad las islas y, si en el año 1818 ya se dirigían a ellas con rumbo fijo, surge como consecuencia que las conocían anteriormente, por lo cual se remitiría su descubrimiento por lo menos al año 1817”. La documentación agregada a este anexo permite suponer que esto pudo muy bien haber ocurrido mucho antes.

Un marino que operó con buques de registro de Buenos Aires y desarrolló una intensa actividad de pesca en los mares australes, actuando posteriormente, como veremos más adelante, en la guerra de corso sostenida contra el Imperio de Brasil, fue Carlos Tidblom, a quien, en algunos documentos llaman Tibilson, Tiblon, Timblón, Tiniblón, etc. También se ha dicho en alguna oportunidad, que era inglés. Su nombre real es Charles Tidblom, como se desprende de su firma en el contrato convenido como Capitán de la Polacra “San Juan Nepomuceno”, con su propietario D. Adán Guy, que figura anexo a la Patente de Navegación concedida a la misma, en Buenos Aires, con fecha agosto 20 de 1819 por Don Matías De Irigoyen (Documento Nº8). De acuerdo con su declaración, su nacionalidad era sueca y en 1819 contaba con 32 años de edad.

Algunos, como Lawrence Martin, lo consideran entre los posibles descubridores de la Antártida y el nombre de su buque figura profusamente en los Registros de Entradas y Salidas de Embarcaciones, pero no insistiremos en todos estos detalles, ateniéndonos a lo dicho al comienzo en el sentido de limitarnos a lo que puede significar nuevos aportes. Nos remitimos a lo ya publicado al respecto por el Dr. Fitte y a la separata de las Actas de la XV Semana de Geografía organizada por la universidad Nacional de Cuyo en 1951. En dichas actas se dice que la polacra “San Juan Nepomuceno” de matrícula nacional estaba registrada bajo el Nº61 con fecha 21 de octubre de 1817 y se hace mención del Derrotero Antártico Británico, edición 1948, que dice en la pág. 8:

“1819-1820 Expedición foquera argentina San Juan Nepomuceno, Carlos Tidblon. El primer barco argentino conocido de haber obtenido cueros de focas en las Islas Shetland del Sur con propósitos comerciales; llego a Buenos Aires el 22 de febrero de 1820 con un cargamento de 14600 pieles”.

Esto no hace más que reflejar la noticia aparecida en la Gaceta de Buenos Aires del 1º de marzo de 1820, que va agregado al presente como Documento Nº9, pero aquí se demuestra algo que hemos venido diciendo desde el comienzo y es la reticencia que existía en nuestros pesqueros en declarar en forma precisa los lugares de pesca, lo que se hacía en forma indefinida. Los ingleses ponen Islas Shetlands del Sur, donde la Gaceta pone “Patagónicas”, como también lo hacen así, los que redactan los escritos que damos agregados a ese número de la Gaceta, a saber, 9-a) Comunicación de la Capitanía del Puerto al Sr. Comandante de Marina, 9-b) Manifiesto de la carga del San Juan Nepomuceno, firmado por su propietario Adán Guy que indica, además, que los 14600 cuerpo de lobo que se embarcan en el bergantín ingles nombrado “Walpak” (?) con destino a Londres, donde debían saber perfectamente de dónde venían. (Doc. 9-c). Esto es rendirse ante una evidencia. Claro que en el Derrotero se cubren poniendo, “primer barco argentino conocido” pues deben cuidar la vapuleada prioridad de Smith que ya no se aguanta. En el Documento 9-d se muestra la planilla de Contribución que debían pagar todos los buques que pertenecían a propietarios vecinos de Buenos Aires, por cada viaje que hacían desde este puerto, donde se hace figurar el elástico “Costas Patagónicas”, que parecía poder abarcar hasta la misma coronilla del Polo.

En el Nº107 de la Gaceta figura la salida de la San Juan Nepomuceno, iniciación del periplo que acabamos de comentar (Doc. Nº10) con fecha  25 de agosto, despachada en lastre para la costa patagónica a la pesca de lobos por su consignatario D. Adán Guy, según informe del Capitán del Puerto, Anzoátegui, al Sr. Comandante General de Marina (que también se agrega como 10 a). lo traemos a colación porque el ejemplar de referencia, nos pone también en contacto con un viejo conocido, D. Juan Pedro Aguirre, el peticionante ante el Consulado en 1818, pero esta vez, figura como donando al Sr. Secretario de Estado en el Departamento de la Guerra, en compañía con D. Juan Higinbothon (su fiador en algunas de sus operaciones de corso); 147 galápagos de plomo y dos cañoncitos de bronce que son despojos del enemigo, como contribución a las medidas de defensa contra las agresiones de España.

Pero volvamos ahora a Tidblom. En las Actas mencionadas del Congreso de Cuyo que hemos mencionado se dice, refiriéndose a la polacra y a su capitán, en forma interrogante: “¿Que se hizo de ella y su Capitán luego de esa fecha (22 de marzo de 1820)?”, agregando “lo ignoramos, como ignoramos la existencia de su posible libro de ruta”. Por el Documento Nº11 que agregamos, encontramos nuevamente a nuestro capitán figurando, nada más y nada menos, que como mandando uno de nuestros corsarios en la Guerra del Brasil, lo que, hasta ese momento, parecía ser ignorado por nuestros historiadores navales, aunque el nombre del buque a sus órdenes si fuera mencionado: la goleta “Sin Par”, con la cual aparece nuestro personaje, en la emergencia que ha dado origen a los documentos, como cometiendo algunos excesos, de los cuales resulta finalmente liberado de responsabilidad.

En efecto, en la Historia Naval Argentina de Teodoro Caillet-Bois, no figura su nombre y en el extraordinario trabajo del Contralmirante Arguindeguy “Apuntes sobre los buques de la Armada Argentina” en su Tomo II, en la parte pertinente a la Guerra del Brasil, a esta goleta armada con 1 cañón de a 18,1 largo de hierro de a 6 y 2, también largos de hierro de a 4, le asigna dos comandantes, D. Juan King en 1827 y en junio de 1828 a D. José M. Pinedo. Sin embargo, no cabe duda que, con anterioridad a septiembre de 1827, Tidblom era su capitán y las presas que le pertenecían, que en un principio se había ordenado embargársele, la Sumaca “Sociedad Feliz” y la Goleta “Lealtad”, figuran en las listas citadas en nuestras crónicas.

El Documento Nº11 originado en el Juzgado Criminal del Dr. Bartolo Cueto se oficia al Sr. Comandante General de Marina, en los siguientes términos:

“Habiendo acreditado a este Juzdo D. Domingo G………….. el violento despojo que se le hizo en Buques de su propiedad surtos en el Salado por el Capitán Thimblon del Corsario Nacional Sin Par; se ha de servir V. S. ordenar al Comandante del Puerto del Salado, proceda a embargar todos los enseres que por el referido Capitán Thimblon, así las dos embarcaciones de éste, todo bajo formal inventario que pasará a este Juzdo para la debida constancia y ulteriores procedimientos.

El que suscribe tiene el honor de saludar a Sr. Comandte. General de Marina con la más distinguida consideración.

Buenos Aires a 15 de septiembre de 1827.”

En el documento que sigue, el 11-a, en el Salado, el Sr. Pablo Agnese firma la siguiente comunicación:

“Digo yo el abajo firmado que he recibido bajo mi orden y cargo, los Buques de la Propiedad del Cap. Tiblon, los cuales se han puesto a mi cargo por disposición de la Comandancia General de Marina a petición del tribunal de Juzgado de la Instancia Dr. Don Domingo Guzmán. Los buques son los siguientes Sociedad Feliz, Zumaca, Goleta Lealtad.

Puerto del Salado septiembre 16 de 1827”.

No seguiremos con la transcripción de los documentos a cuya lectura remitimos. El juez parecía tener malas pulgas, y en un momento aparece irritado y con fecha octubre 18, a más de un mes de su oficio original solicita al Comandante General de Marina le informe sobre las diligencias de embargo que oportunamente se le habían solicitado (en el ínterin Tidblom había vendido una de las naves, La Lealtad) y por otra parte había resuelto mandar a nuestro capitán a la cárcel. Pero al parecer todo tuvo un “happy end”, pues como puede leerse en el documento 11-d, otro juez, el Sr. Domingo Guzmán, se dirige al señor Comandante general de Marina, diciéndole que, habiendo concluido definitivamente el asunto contra el Capitán los dos buques y demás (o armas) que le hayan sido embargados a consecuencia de la nota que dirigí a V. S. fecha 12 del ultimo septiembre. La fecha de la nota que da fin al asunto es las del 10 de noviembre de 1827 y está dada en Buenos Aires.

Nos alegramos, íntimamente, que el Capitán del Buque de registro Nacional “San Juan Nepomuceno”, a quien los ingleses se inclinan a concederle condescendientemente una cierta prioridad y que sin duda ha aportado hechos que fundamentan nuestra soberanía antártica, haya unido a ellos, el de haber combatido, también bajo nuestro pabellón, durante la difícil Guerra Naval contra el Imperio, lo que hace que lo sintamos más argentino.

Si bien ya ha sido objeto de publicación (ver Fitte: “La disputa con Gran Bretaña por las Islas del Atlántico Sur”) nos referiremos saltando fechas, a la reacción de Gran Bretaña ante nuestras reivindicaciones, que iban adquiriendo cada vez una forma más ajustada, apareciendo sus alcances divulgados en varios documentos oficiales análogos a aquellos otros – como dice el autor citado – que fueron tomando estado publico principalmente en la década que va desde 1940 a 1950.

El primero de estos testimonios lleva fecha 15 de febrero de 1943 fijando el sector demarcatorio de nuestra soberanía en la Zona Antártica, en el determinado por los meridianos 68o 36’ 38” W (línea fronteriza con Chile) y el que baja próximo al flanco oriental de las Islas Sandwich entre los 23 y 24o .

Esta declaración le fue comunicada al Embajador Británico por nota en la fecha mencionada, lo que no hacía mas que ratificar un documento de tenor similar que fuera dejado por el Transporte de la Marina de Guerra “1º de Mayo” más de un año antes, en la Isla Decepción, en el que se notificaba, a quien pudiera concernirle, lo siguiente:

“El Gobierno Argentino reafirma en esta ocasión sus derechos soberanos sobre todas las tierras y dependencias antárticas ubicadas al sur del paralelo 60o de Latitud Sur y entre los meridianos 25o y 68o 34’ de longitud oeste.”

Este documento fue además ratificado en la visita que realizara el mismo buque a Isla Decepción, el 11 de marzo de 1943 por un acta que dice:

“Por la presente certifico que esta Isla Decepción ha sido visitada en la fecha por el buque de la Armada de la República Argentina “1º de Mayo” bajo mi mando, en el transcurso de una gira de inspección por el Sector Antártico Argentino, y que he desembarcado aquí en compañía de mi 2do. Comandante, Teniente de Navío Bernardo N. Rodríguez y del Dr. Pascual Sgrosso, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores en el desempeño de la gestión que le ha sido encomendada.”

Estas actuaciones del “1º de Mayo” y otras a que nos hemos referido anteriormente tuvieron resonancia internacional. Así podemos leer el libro “Pôle Sud” del Jefe de las Expediciones Polares Francesas Paul Èmile Víctor, párrafos como el siguiente:

“En enero de 1943 Inglaterra despachó un navío de guerra, el “Carnavon-Castle” a la isla Decepción donde quizás los raiders alemanes podían reabastecerse. Cuál no sería la sorpresa de los ingleses al encontrar una placa de bronce dejada el año precedente por el navío argentino “Primero de Mayo”, afirmando la toma de posesión de toda la península en nombre de la Argentina. Los ingleses retiraron la placa e izaron la Unión Jack.

Cuando regresaron en febrero de 1944, el pabellón británico había sido reemplazado por el pabellón argentino. Chile había afirmado su toma de posesión del mismo territorio en 1940. La rivalidad, por tanto, se complica.”

En relación con esto último y a los viajes del “1º de Mayo” la revista “Hommes et Mondes”, de Paris en su número 30 de enero de 1949 decía en un trabajo ya citado:

“Entre tanto, el diferendo que oponía a la Argentina-Chile contra Inglaterra desde 1908, referente a la posesión de la región Tierra de Graham-Islas Shetlands del Sud, se reavivo y las dos naciones latinas hicieron, por así decir, causa común, a pesar de ser ellas mismas concurrentes.

En efecto, desde 1906, la Argentina había también reivindicado estos territorios. Las dos repúblicas americanas había decidido adicionar el acuerdo el 23 de julio de 1888, que fijaba su frontera común continental un “tratado complementario” que delimitaba sus dominios respectivos en la Antártida. Proyecto del cual el Gobierno chileno posee el original.

El 6 de noviembre de 1940, habiendo Chile incorporado oficialmente a su territorio el sector antártico situado entre los 53 y 90o de longitud oeste, la argentina hizo reservas con relación a los 53o que estimaba entraban en su sector. Los dos países estudiaron nuevamente con un espíritu de conciliación ejemplar la partición de sus intereses y concluyeron en que existe una Antártida Sudamericana y que solo chile y la Argentina tienen derechos soberanos a ella. A continuación, como intercambio de buenos procedimientos, en 1943, los oficiales chilenos fueron invitados al viaje del crucero (sic) argentino “1º de Mayo” a la Antártida; en 1947 oficiales argentinos fueron invitados al crucero chileno del “Angamos” a las mismas regiones.

En este mismo año en el Archipiélago de las Shetlands del Sud, fuerzas navales argentinas y chilenas ocuparon: las primeras, las islas Decepción y Gamma, donde instalaron bases; las segundas, la isla Greenwich, donde montaron una estación meteorológica. La Gran Bretaña protesta por la violación de su territorio.”

Volviendo a los puntos que cita Fitte, el segundo de ellos es el instrumento emanado de la Comisión Nacional de la Antártida. En su sesión del 12 de marzo de 1947, este organismo modificó el volumen físico de la declaración anterior, extendiendo el linde fronterizo occidental hasta superponerlo sobre el meridiano que corta el cerro Bertrand 73o 29’ 30” cuya cumbre se eleva a las orillas del Lago Argentino, también en la frontera chilena. Esta corrección se ajustaba más a la teoría del sector que ya hemos estudiado.