
PUERTO COOK
Nuestro primer viaje a Puerto Cook en el velero Callas 1998. A mí siempre me gusta rescatar estos datos de antes, dado que la primera impresión es la que lleva uno adentro. A las 17:50 llegamos a puerto Cook y nos tomamos del boyón. En realidad nos preguntábamos con Jorge si es que esa era la mejor solución; tal vez hubiera sido mejor amarrarnos por popa a tierra y un fondeo por proa, no lo sabemos pero sí que fue la solución más rápida. Así fue como salté al boyón y nuevamente pasamos 2 cabos ida y vuelta, aunque trabajaba uno solo y este lo hacía sobre un cabo de sacrificio, es decir un cabo fijo en el arganeo por el cual pasaban los de amarre, de esta forma el roce se producía entre cabos. Ya a esta hora era imposible hacer algo. La poca luz no nos permitía ni filmar ni fotografiar, tampoco era placentero caminar bajo la lluvia, para hacer el relevamiento de la infraestructura histórico – humana del lugar. Teníamos que tomar medidas del cementerio, de las casas construidas sobre pilotes en la costa, el muelle y en lo posible buscar la casilla de Eyroa.
Puerto Cook
Puerto Cook tiene la particularidad de estar separado de Puerto Vancouver, del lado sur de la isla, por un pequeño istmo de unos 500 metros de ancho. Desde la playa y caminando en línea recta sin meterse en los bosques se puede hacer el trayecto en unos 20 minutos. De cada lado de esta especie de camino se levantan, lentamente dos altos cerros. El saco interior de Vancouver tiene una linda playa de arena, en cambio la de Cook es de piedra. La bahía exterior de Vancouver está salpicada por rocas y restingas que le dan un aspecto tétrico.
El istmo que separa Cook de Vancouver fue usado por los cazadores de lobos marinos y marinos de la época para pasar embarcaciones de un lado a otro. Es decir si llegaban del lado norte podían continuar la pesca o caza de lobos del lado sur con solo cruzar el istmo. Tanto es así que podemos leer de Roberto Payró (1898 La Nación) … “ Encontramos algunas vigas empotradas paralelamente en la turba, como carriles, y que sin duda han servido para transportar embarcaciones de un puerto a otro” .
El diario de G. H. Gardiner escribió en su diario (19 Marzo de 1869)… “Es un excelente paraje para los buques pescadores pues tienen la facilidad de arrastrar sus botes de un lado al otro de la isla cuya distancia es de 600 yardas medidas. Aquí se ven muchas tablas clavadas en los arboles con los nombres de los buques pescadores que han visitado este paraje. Haciendo aguada y leña para ir a trabajar con los lobos y los elefantes marinos.”
Un tema que es interesante es la casa de Eyroa. De la visita que le hizo Roberto Payro en 1898 podemos leer que quedaba sobre Vancouver y no sobre Cook. También trae una interesante descripción, pensemos el lugar en 1898: “… se compone de dos departamentos, a saber: una pieza cuadrada y una cocinita adyacente. Está construida con chapas de hierro galvanizado, y forrada por dentro de madera, menos el techo; una puerta da luz al interior, otra más pequeña se abre sobre la cocina. Su mueblaje se limita a unas cuantas camas portátiles, casi completamente desvencijadas, un banco largo de madera, varios tablones, en el techo los remos de dos embarcaciones, y junto a las paredes, y esparcidas por el piso, negras bolsas de sal, húmedas como si hubieran estado a la intemperie. En la pared del fondo, frente a la puerta, un tablero contenía, castellano, francés, e inglés, la siguiente hospitalaria inscripción:
AVISO
SE RUEGA A LOS SEÑORES NAUFRAGOS
U OTROS QUE USEN ESTA CASA, LA
CUIDEN Y GASTEN SOLO LOS VIVERES
NECESARIOS PARA SU SUSTENTO
Buenos Aires, 1 de Enero de 1896.
Pero evidentemente de los víveres y enseres solo quedaba lo enunciado en el cartel porque mismo Payró señala: “… Los loberos y otros merodeadores que han pasado por allí dejando las huellas de Atila, han quitado a los propietarios las ganas de renovar provisiones y vajilla, como lo demuestra otra inscripción… “! Ojo! Esta casa fue saqueada y robada…”. Los propietarios eran los herederos de Luis Piedra Buena siendo Cándido Eyroa (Cap. de Fragata) amigo de la familia y administrador de sus bienes.
“ ..Cerca de allí, fuera del alcance de las olas de Vancouver, estaban, con la quilla al aire, los dos botes de la pesquería. Porque debo advertir que de una pesquería se trata, y que la cantidad de sal de que antes he hablado no está allí inútilmente: es para la conservación de los cueros de foca que se cosechan en el sur de la isla, y que solo pueden beneficiar legalmente a los herederos del comandante Piedrabuena, representados por el comandante Eyroa….”
Vale la pena notar como se refieren a la “cosecha” de pieles y lo toman como algo natural. Para aquella época este era un “recurso natural inagotable” que brindaba la naturaleza y solo había que tomarlo. Lo mismo los pingüinos y demás fauna de la región.
Presidio Militar.
En 1899 y a raíz de que se consideró a San Juan de Salvamento como un lugar muy inapropiado para la salud de los presidiarios, fue trasladado a puerto Cook las instalaciones de la Sub prefectura y del Presidio. Solo quedó el faro con la casilla del jefe y varios marineros que vivían en el mismo faro.
A fines de 1902 (6 de diciembre a las 3 de la mañana) se produce un motín y fuga de 51 presos que iban a ser trasladados a Ushuaia dado que el presidio de Cook iba ser cerrado. El lugar del nuevo emplazamiento era bahía Golondrina al oeste de la ciudad, recordemos que se trata de presidio militar; la cárcel de reincidentes estaba funcionando al este de la ciudad desde 1896 y en 1902 comenzaron la construcción en material del pabellón 1 hoy conocido como histórico.
En la famosa fuga que fue seguida por todo el país y donde hubo que alertar a Chile, los fugados se dividieron en varios grupos. Estaban los que con 2 botes intentaron cruzar a la isla Grande de Tierra del Fuego y los que se desperdigaron por la isla que con el tiempo se fueron entregando dada la escasez de comida y abrigo. El otro grupo se dividió en 2 al lograr cruzar un solo bote. El otro, dadas las malas condiciones, regresó. Una vez en Tierra del Fuego los hombres se separaron y llevó varios meses volver a capturar a todos los fugados; luego fueron juzgados en Buenos Aires para ser devueltos a Tierra del Fuego para cumplir la pena.
De la campana que usaban en el faro de San Juan de Salvamento, que había pertenecido al buque “Esmeralda”, comenté que en el cementerio de Cook están los restos de los tripulantes de la barca “Lina” , de Hamburgo , encontrados por el mayor Juan Grandon en Cabo Cornell el l5 de marzo de l900. Además de soldados del piquete de infantería y presos.
Saliendo de Cook hacia el este se puede ver la bahía Puerto Pactolus que recibió su nombre por el hundimiento del “Pactolus” y el hallazgo de los cadáveres de parte de su tripulación que murieron de hambre.
Cementerio de puerto Cook.
En tierra se pueden encontrar postes clavados en la playa de piedras los cuales formaron parte del soporte para las construcciones que formaban el complejo del presidio, sub prefectura y el muelle. Los restos de una construcción de material y un poco más alejada una virgen Stella Maris con la placa del Rastreador Bouchardo 25/5/1946, colocado sobre una base de material de 1 metro por casi 2 nos hace pensar que allí hubo otra construcción vaya a saberse de que.
El cementerio presenta un espectáculo entre insólito y macabro. Sucede que las tumbas, con sus correspondientes cruces, se hallan unas levantadas otras inclinadas y algunas hundidas, por el efecto del movimiento de la turba. Da la impresión que sus ocupantes no descansaran en paz, como si estuviesen forcejeando por salir de tan incómoda prisión. Una lápida cubre una de las sepulturas, el resto presentan cruces de caño salvo una de hierro forjado, otra de madera y una especial que tiene una verja rodeándola. Según ciertas versiones se trata del capitán del Anna de Hamburgo, y su esposa. También circuló la versión que había sido enterrado con un tesoro pero eso es lógicamente imposible. El resto de los muertos son presidiarios y soldados del piquete de marina.
Encontramos los restos de un puente y de una toma de agua, a si mismo se descubrió debajo de las piedras de la playa una canalización del agua del arroyo. Cruzamos a Vancouver por la “avenida” que utilizaron desde hace más de 150 años los loberos y “raqueadores” para pasar de un lado al otro de la isla con botes y embarcaciones menores. Vale la pena aclarar que la “Isla de los Estados” no solo fue visitada por “pescadores” sino que desde las Malvinas y desde Punta Arenas venían a recalar en ella la gente dedicada al saqueo de buques naufragados. La palabra proviene del inglés “wreck” (raqueo, raqueadores, ir a raquear; todos términos muy usados en Magallanes). De allí también las versiones del decir popular que le dan a los náufragos una doble maldición: además de perder el barco con todas sus pertenencias en un lugar con un clima muy inhóspito, debían sufrir el saqueo de los “raqueadores” (piratas).
Por otra parte desde las islas Malvinas se hacían excursiones frecuentes para sacar madera dado que en las islas no hay árboles. Tan es así que Don Luis Piedra Buena recibió una oferta de una empresa inglesa que le quería comprar la mitad de la isla en 10.000 libras (1875).